San Pedro Y San Pablo

Nuestra Parroquia junto con, San Roque, Cristo Salvador, El Buen Pastor, María reina de las Américas, San Juan Bosco, San Juan Diego, pertenecen a la vicaria San Pedro.
Desde 1988 hasta 1994 se construyeron las siguientes capillas, que conforman nuestra parroquia:
Capillas de San Pedro y San Pablo
San Lorenzo
San Lorenzo era uno de los siete diáconos de Roma, o sea uno de los siete hombres de confianza del Sumo Pontífice. Su oficio era de gran responsabilidad, pues estaba encargado de distribuir las ayudas a los pobres.
En el año 257 el emperador Valeriano publicó un decreto de persecución en el cual ordenaba que todo el que se declarara cristiano sería condenado a muerte. El 6 de agosto el Papa San Sixto estaba celebrando la santa Misa en un cementerio de Roma cuando fue asesinado junto con cuatro de sus diáconos por la policía del emperador. Cuatro días después fue martirizado su diácono San Lorenzo.
La antigua tradición dice que cuando Lorenzo vio que la Sumo Pontífice lo iban a matar le dijo: "Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?" y San Sixto le respondió: "Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás". Lorenzo se alegró mucho al saber que pronto iría a gozar de la gloria de Dios.
Entonces Lorenzo viendo que el peligro llegaba, recogió todos los dineros y demás bienes que la Iglesia tenía en Roma y los repartió entre los pobres. Y vendió los cálices de oro, copones y candeleros valiosos, y el dinero lo dio a las gentes más necesitadas.
El alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, llamó a Lorenzo y le dijo: "Me han dicho que los cristianos emplean cálices y patenas de oro en sus sacrificios, y que en sus celebraciones tienen candeleros muy valiosos. Vaya, recoja todos los tesoros de la Iglesia y me los trae, porque el emperador necesita dinero para costear una guerra que va a empezar".
Lorenzo le pidió que le diera tres días de plazo para reunir todos los tesoros de la Iglesia, y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con sus limosnas. Y al tercer día los hizo formar en filas, y mandó llamar al alcalde diciéndole: "Ya tengo reunidos todos los tesoros de la iglesia. Le aseguro que son más valiosos que los que posee el emperador".
Llegó el alcalde muy contento pensando llenarse de oro y plata y al ver semejante colección de miseria y enfermedad se disgustó enormemente, pero Lorenzo le dijo: "¿por qué se disgusta? ¡Estos son los tesoros más apreciados de la iglesia de Cristo!".
El alcalde lleno de rabia le dijo: "Pues ahora lo mando matar, pero no crea que va a morir instantáneamente. Lo haré morir poco a poco para que padezca todo lo que nunca se había imaginado. Ya que tiene tantos deseos de ser mártir, lo martirizaré horriblemente".
Y encendieron una parrilla de hierro y ahí acostaron al diácono Lorenzo. San Agustín dice que el gran deseo que el mártir tenía de ir junto a Cristo le hacía no darle importancia a los dolores de esa tortura.
Los cristianos vieron el rostro del mártir rodeado de un esplendor hermosísimo y sintieron un aroma muy agradable mientras lo quemaban. Los paganos ni veían ni sentían nada de eso.
Después de un rato de estarse quemando en la parrilla ardiendo el mártir dijo al juez: "Ya estoy asado por un lado. Ahora que me vuelvan hacia el otro lado para quedar asado por completo". El verdugo mandó que lo voltearan y así se quemó por completo. Cuando sintió que ya estaba completamente asado exclamó: "La carne ya está lista, pueden comer".
Y con una tranquilidad que nadie había imaginado rezó por la conversión de Roma y la difusión de la religión de Cristo en todo el mundo, y exhaló su último suspiro. Era el 10 de agosto del año 258.
El poeta Prudencio dice que el martirio de San Lorenzo sirvió mucho para la conversión de Roma porque la vista del valor y constancia de este gran hombre convirtió a varios senadores y desde ese día la idolatría empezó a disminuir en la ciudad.
San Agustín afirma que Dios obró muchos milagros en Roma en favor de los que se encomendaban a San Lorenzo.

El 28 de octubre es la festividad de San Judas Tadeo; pero ¿Quien es San Judas Tadeo?.
San Judas Tadeo estaba íntimamente relacionado con nuestro Señor por su parentesco con San Joaquín y Santa Ana, padres de la Santísima Virgen.
Sobrino nieto de estos dos santos, es a la vez sobrino de María y José, de donde resulta ser primo de nuestro Señor Jesucristo.
San Judas es hermano del Apóstol Santiago el Menor. Tenía otros dos hermanos a quienes llama el Evangelio "hermanos" de Jesús. Cuando nuestro Señor regresó de Judea a Nazaret, comenzó a enseñar en la sinagoga. La gente que le oían estaban asombradas y decían: "¿ De dónde le ha llegado tanta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?" (Mt 13,54).
La palabra "hermanos" en hebreo comúnmente significa un pariente próximo. El padre de San Judas era Cleofás. El nombre de su madre era María, que era pariente próxima de la Virgen Santísima. Ella también permaneció junto a la Cruz cuando murió nuestro Señor Jesucristo. "Cerca de la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre , María, esposa de Cleofás, y María Magdalena" (Jn 19,25).
Durante su adolescencia y juventud, Judas fué compañero de Jesús. Cuando Jesús comenzó su vida pública, Judas dejó todo por seguirle. A San Judas se le llama Tadeo para diferenciarlo de Judas Iscariote que fue el que vendió a Jesús.
En la noche de la Última Cena le preguntó a Jesús: "¿Por qué revelas tus secretos a nosotros y no al mundo?". Jesús le respondió que esto se debía a que ellos lo amaban a Él y cumplían sus mandatos y que a quien lo ama y obedece, vienen el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y forman habitación en su alma (Jn. 14, 22).
Como Apóstol, trabajó con gran celo por la conversión de los paganos. Fue misionero por toda la Mesopotamia durante diez años. Regresó a Jerusalén para el Concilio de los Apóstoles. Después se unió a Simón en Libia, donde los dos Apóstoles predicaron el Evangelio a los habitantes de aquel país.
Refiere la tradición que San Judas y San Simón sufrieron martirio en Suanis, ciudad de Persia, donde habían trabajado como misioneros. A San Judas le dieron muerte con una cachiporra. Por eso se le representa con una porra sobre la cabeza. Luego, le cortaron la cabeza con un hacha. Trasladaron su cuerpo a Roma y sus restos se veneran ahora en la Basílica de San Pedro.
San Judas es conocido principalmente como autor de la Carta de su nombre en el Nuevo Testamento. Carta probablemente escrita antes de la caída de Jerusalén, por los años 62 al 65. En ella, San Judas denuncia las herejías de aquellos primeros tiempos y pone en guardia a los cristianos contra la seducción de las falsas doctrinas. Habla del juicio que amenaza a los herejes por su mala vida y condena los criterios mundanos, la lujuria y "a quienes por interés adulan a la gente". Anima a los cristianos a permanecer firmes en la fe y les anuncia que surgirán falsos maestros, que se burlarán de la Religión, a quienes Dios, en cambio, les tiene reservada la condenación .
A la soberbia de los malos contrapone la humilde lealtad del Arcángel San Miguel. Anima a los cristianos a levantar un edificio espiritual llevando una vida fundada en la fe, el amor a Dios, la esperanza y la oración. Alienta la práctica del amor al prójimo; exhorta a los cristianos a que sean pacientes y con sus vidas virtuosas conviertan a los herejes.
San Judas concluye su carta con una oración de alabanza a Dios por la Encarnación, pues por ella Jesucristo, Palabra eterna de Dios, tomó sobre sí nuestra naturaleza humana para redimirnos.

Inmaculada Concepción
San Judas Tadeo
La devoción a María bajo el título de la Inmaculada Concepción floreció en el siglo diecinueve. En el sexto concilio provincial de Baltimore en 1846, los obispos de Estados Unidos pidieron que la bienaventurada Virgen María bajo el título de la Inmaculada Concepción fuera nombrada patrona de la Iglesia Católica de los Estados Unidos. El decreto fue confirmado por el Papa Pío IX el siguiente año (1847). Esta decisión se confirmó cuando en 1854 fue proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción por la Iglesia Universal y también por las apariciones en Lourdes de Francia en 1858.
El dogma de la Inmaculada Concepción, también conocido como Purísima Concepción, es una creencia del catolicismo que sostiene que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado.
No debe confundirse esta doctrina con la de la maternidad virginal de María, que sostiene que Jesús fue concebido sin intervención de varón y que María permaneció virgen antes, durante y después del embarazo.Y encendieron una parrilla de hierro y ahí acostaron al diácono Lorenzo. San Agustín dice que el gran deseo que el mártir tenía de ir junto a Cristo le hacía no darle importancia a los dolores de esa tortura.
Los cristianos vieron el rostro del mártir rodeado de un esplendor hermosísimo y sintieron un aroma muy agradable mientras lo quemaban. Los paganos ni veían ni sentían nada de eso.
Después de un rato de estarse quemando en la parrilla ardiendo el mártir dijo al juez: "Ya estoy asado por un lado. Ahora que me vuelvan hacia el otro lado para quedar asado por completo". El verdugo mandó que lo voltearan y así se quemó por completo. Cuando sintió que ya estaba completamente asado exclamó: "La carne ya está lista, pueden comer".
Y con una tranquilidad que nadie había imaginado rezó por la conversión de Roma y la difusión de la religión de Cristo en todo el mundo, y exhaló su último suspiro. Era el 10 de agosto del año 258.
El poeta Prudencio dice que el martirio de San Lorenzo sirvió mucho para la conversión de Roma porque la vista del valor y constancia de este gran hombre convirtió a varios senadores y desde ese día la idolatría empezó a disminuir en la ciudad.
San Agustín afirma que Dios obró muchos milagros en Roma en favor de los que se encomendaban a San Lorenzo.
Al desarrollar la doctrina de la Inmaculada Concepción, la Iglesia Católica contempla la posición especial de María por ser madre de Cristo, y sostiene que Dios preservó a María libre de todo pecado y, aún más, libre de toda mancha o efecto del pecado original, que había de transmitirse a todos los hombres por ser descendientes de Adán y Eva, en atención a que iba a ser la madre de Jesús, que es también Dios. La doctrina reafirma con la expresión "llena eres de gracia" (Gratia Plena) contenida en el saludo del arcángel Gabriel (Lc. 1,28), y recogida en la oración del Ave María, este aspecto de ser libre de pecado por la gracia de Dios.

San Cristobal
Según la tradición, fue el hijo único de un rey cananeo; nació en Sidón o en Tiro. Antes de ser bautizado se llamaba Relicto. Era un verdadero gigante por su estatura, de abundante cabellera y mirada profunda; despertaba en todos una gran simpatía.
Mientras fue pagano, pensó sólo en aventuras. Su sed de gloria le impulsó a poner su espada al servicio de "el que sea el rey más grande de la tierra", decía con entusiasmo. Y por esto, dejando su patria, fue a luchar para el emperador de Roma.
Sirvió sucesivamente a un rey -dependiente de Roma- y a Satanás, pero encontró que ambos carecían de coraje, el primero aterrorizado siempre con el solo nombre del pecado, y el segundo asustado por el signo de la cruz. Durante tiempo buscó nuevo maestro y encontró a un ermitaño cristiano, quien le habló de ofrecer su vida a Cristo y lo bautizó.
Además el ermitaño lo instruyó en el conocimiento de los misterios de la fe verdadera. Le preguntó entonces Relicto al ermitaño: "¿Cómo he de servir a mi nuevo Señor?". Le responde éste: "Con la oración y el ayuno". "No sé rezar". "Ayuna, entonces". "¿No ves mi corpulenta estatura? He de comer más que los otros para sostenerme". "Sírvele entonces con tu estatura y tu fuerza. Ayuda a vadear el río a los caminantes que lo necesiten".
Se desarrolló este diálogo, al parecer, cerca de la ciudad de Samos, en la provincia de la Licia, adonde Relicto se había dirigido. Obedeció exactamente al eremita.
Su cuerpo gigantesco empezó a transportar sobre sus hombros a los que no se atrevían a vadear la corriente. Y así una temporada; hasta que un día vio un niño en la ribera; y habiéndole pregunta-do qué deseaba, el pequeño le respondió que le pasase a la otra orilla. Lo puso al hombro, creyendo que el peso sería insignificante.
Cuenta uno de sus biógrafos que: «Cristóbal entró animoso al río con su báculo (una vara con la que solía ir a todas partes), como jugueteando con las olas; pero a los pocos instantes se iba a pique, arrebatado de la furia de las aguas. Crecían éstas; se hinchaban las olas; procuraba él cortarlas valientemente, haciendo pie firme en la arena; pero nada le valía, porque el Niño que llevaba en sus hombros le abrumaba tanto con el peso, que si Él mismo no le diera la mano, en ellas hubiera hallado su sepultura. Rendido, sudando y gimiendo, salió a la orilla y admirado puso al Niño en la arena y le dijo:
"¿Quién eres, Niño? En gran peligro me has puesto. Jamás me vi en riesgo de perder la vida, sino hoy, que te llevé sobre mi espalda. Las aguas aumentaban su enojo, y Tú ibas multiplicando tu peso. No pesabas tanto al principio. ¿Quién eres, Niño, que tan en la mano tienes hacerte ligero o pesado? Creo que más pesas Tú que el Mundo..."Y entonces oyó Relicto la respuesta, en la cual se le señalaba, precisamente, el nombre que habría de adoptar en el Bautismo:
"Te llamarás Cristóbal, porque has llevado a Cristo sobre tus hombros. No te admires de que yo te pese más que el mundo, aunque me veas tan niño; porque, realmente, peso yo más que el mundo entero. Yo soy de este mundo, que dices, el único Creador; y así, no sólo al mundo, sino al Creador del mundo, has tenido sobre ti. Bien puedes gloriarte con el peso: Yo soy ese Señor que buscas. Hallaste ya lo que deseas y a quien has servido tanto en esas obras piadosas. Y aunque sobra mi palabra para crédito de mi verdad, pues sólo porque yo lo digo tiene su firmeza la fe, ejecutaré un prodigio para que conozcas la grandeza de este Niño pequeño. Vuélvete a tu casa, no tienes ya que temer las olas. Fija en la tierra ese árido tronco que te sirve de báculo, que mañana lo verás, no sólo florido, sino coronado de frutos"».
A la mañana siguiente el bastón se había transformado en una palmera llena de frutos. El milagro impactó a muchos. Con la alegría de ser un discípulo de Cristo, Cristóbal se encargó de anunciar en toda la ciudad de Samos el Evangelio produciéndose muchas conversiones,
Ante esta situación el prefecto de la región de Lycia, apoyado en los decretos del emperador Decio, persiguió a Cristóbal; fue encarcelado y después de ser torturado, fue decapitado. La leyenda griega (llena de relatos fantasiosos) puede pertenecer al siglo sexto; y hacia la mitad del octavo la encontramos extendida por Francia. Originariamente, San Cristóbal era sólo un mártir, y como tal es recordado en los viejos martirologios. Es considerado patrono de “los que llevan a otros” y por ello de los automovilistas, transportistas, etc.
En nuestra parroquia, luego de celebrar su día alternativamente el 24 y/o el 25 de Julio -con la debida consulta y aprobación del Obispo-, tendremos la fiesta de San Cristóbal el 10 de Julio que es la fecha de referencia para toda la Iglesia Católica.
